diumenge, 13 d’abril del 2025

Pantomima

Lucila es una niña vivaracha de cinco años. Tiene el pelo negro y ondulado y, por ojos, dos estrellas de color amielado. Cuando sale a la calle con María, no quiere que ésta la lleve de la mano; le gusta corretear por delante, disfrutando de una osada autonomía. Ayer Lucila, abusando de su jubilosa independencia, tropezó y cayó de rodillas:

-¡Ay, ay, mi brazooo! –dice Lucila tocándose el brazo y luego la pierna.

--¿Ves? ¿Te has hecho daño? – grita María, corriendo hacia ella y en tono de reproche.

-Sí, -dice Lucila fabricando un sollozo entrecortado- pero me he caído, porque estaba pensando en lo despistada que tú eres, abuelita.

Félix

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