Madre querida


En la mente del Padre Creador
ya estábamos tu y yo, madre querida;
y entre todas las madres
para mí y mis hermanos te escogió.

Tuvo a bien regalarnos, generoso,
la bondad y dulzura
hecha mujer hermosa. Tú supiste
cuidarnos con amor, con tanto amor
que quedamos por siempre protegidos
de todas las insidias de este mundo.

Ya no estás con nosotros, mas tu sello,
sello indeleble y puro
de amor y de bondad, de madre buena,
permanece en nosotros para siempre.

Yo le agradezco al Padre Creador,
que en su mente divina
nos programara juntos y felices
para que fueras madre cariñosa
también en la otra vida.

Félix

Imagen:https://www.google.com/s

¿Serán los mismos?

Desde mi ventana,

hace ya un buen rato,

veo, por la acera

subir a un anciano.

Avanza muy lento

pues lleva en la mano

abierto un periódico

y se para al paso

para ir leyendo

noticias y casos,

mentiras y anuncios

y los pasa-ratos

que página a página

le trae el diario.

Idéntica estampa

de hace treinta años:

“Llegaremos tarde,

nueve menos cuarto.”

Mi madre en la puerta

me estaba esperando

para ir a la escuela.

Llevando en la mano

un vaso de leche,

con prisa , soplando

y bebiendo a sorbos,

-estaba quemando-

el abrigo puesto,

cartera en la mano,

desde mi ventana,

hace muchos años

yo vi por la acera

subir un anciano,

avanzando lento

leyendo un diario.

Desde aquel primero

¿cuántos han pasado

o serán los mismos

de hace tantos años

que suben la acera

diario y anciano?

Yo, de aquí a otros pocos,

sin tiempo a pensarlo

subiré la acera,

diario en la mano,

pararé un momento,

miraré a lo alto

y en esa ventana

ya no habrá muchacho

no habrá quien se asome

antes del trabajo.

Félix

Imasgen:https://www.google.com/

Platónico

¿Necesitamos todos

un platónico amor?

Mucha gente lo afirma desde entonces

mirándose al ombligo,

“estoy malito, dice

sí, sí, de amor, amooor.

¡Huy, huy, qué sufrimiento!”

Pues…

El concreto me causa mucha envidia;

son violados mis labios por los celos

-fueron míos, no nuestros-.

Erre que erre yo,

agarrando la mosca

y arrancándole un ala:

medio beso de espuma bien salada.

Félix

Imagen:https://www.google.com/

Lava la lluvia las rosas del otoño

Espérame, Assimov,
junto a tus “viudos negros”,
mañana vuelvo a ti, pero ahora mismo,
mientras la lluvia lava
las rosas allá afuera
y la tarde otoñal se vuelve gris
una tarea urgente me reclama:
desde hace unos minutos
me ocupó otra presencia por entero.

Las manzanas del cesto
sobre la mesa emiten
mensajes olorosos como aquellas
del árbol de la ciencia.
Baila en la chimenea,
cual conjunto de púberes muchachas,
un ballet de llamas amarillas
al cálido compás del crepitar.
De espaldas ante mí y junto al fuego
te tomas la tarea de envolver
unas patatas nuevas
en papel de aluminio
que una a una colocas
sobre el ardiente lecho de las ascuas.
Me acerco por detrás
y pongo mis manos en tus hombros,
inclinas la cabeza
en respuesta gozosa
y el regalo otra vez
del olor de tu cuerpo
me llega fresco y virgen
como el día primero
cuando hicimos el mundo
con la emoción de dioses primerizos;
separo en dos la mata de tu pelo
y acerco mi nariz
a tu nuca blanquísima.

La noche va cayendo,
mientras la lluvia afuera continua
la tarea amorosa de lavar
mis rosas otoñales.

Félix

Imagen:https://www.google.com/

Cantaré con mis versos, dulce axila (Soneto jocoso)

Cantaré con mis versos, dulce axila.

tu terso huequecillo perfumado,

salido de la ducha y afeitado

cuando acerco ni olfato y mi pupila.

Te cantaré también, como se estila.

con el pelo salvaje bien poblado

sea rubianco, negro, o bien, tintado

con el verde que tanto me encandila

Levanta el brazo, amor, quiero besarte

esa axila lampiña tan torera,

causante de un deseo dionisiaco,

no mengua un punto el ansia de oscularte,

ese  nido de espesa pelambrera

que  todos entendemos por sobaco.

Félix

Imagen:https://www.google.com/

Concerto in E minor

De pronto el manso río subterráneo

sale a la superficie, repta inquieto

y sorpresivamente toma vuelo,

penetra en el reino de los dioses

y queda suspendido.

Cantarín surtidor de agua purísima

chorro de filigranas y puntillas

en el que bailan perlas refrescantes.

Con el chorro me elevo yo también

y quedo suspendido, cataléptico,

buscando el alma hermana de aquel Félix

tocayo mío Mendelssohn Bartoldi

para participar en el milagro

del genio que se inspira

y dispone pulsar tan sabiamente

las cuerdas acordadas

para nuestro deleite.

Félix