Déjame que llegue a lo más íntimo,
que recorra entresijos imposibles
y que anide escorpiones placenteros.
Déjate relinchar por los potrillos
en praderas de instantes eternales
y conforma mi barro con tus dedos.
Déjame que inocule los enjambres
en recodos de todos tus abismos
y cuelgue los panales en los cestos.
Déjate bandear en las campanas,
que la resaca beba tus mareas
y acúnate en los viajes del deseo.
Félix