Asomado a tus ojos 

Amores implorando,
a tus ojos me asomo en la querencia,
como el ciervo se acerca hasta las fuentes
de agua trasparentes.
He llegado hasta los manantiales
de tu líquida esencia
y dulce, cual la miel en los panales
de dulzor me cala tu presencia.
Mi ánima animando,
tu agua mis amores va saciando.

Félix

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...por todo esto, gracias

Cuando el luto me viste en la madera
o en incineraciones,
también vuestro semblante es luctuoso.

Cuando el amor se aleja en la distancia
y en desamor se torna,
un pañuelo de adiós tiembla en mi mano,
mas los vuestros secan disimulados
las lágrimas furtivas.

Cuando el alma navega peces negros
y necesita anzuelos,
sé que cuento contigo, pescador
de palabras, poeta y poetisa
para pescar escualos.

Cuando huyendo del mar enarbolado
me cruje la cubierta,
quedando mi velamen descuajado,
guiado por el faro que encendiste,
mi barco a ti se amarra,
puerto de mi querencia.

Cuando estoy floreado de tristezas
y por cada intersticio se me asoman,
cada pena yo ahogo en vuestros versos
y mi celda interior se purifica.

Cuando la hoguera de mi amor se enciende,
hasta vosotros llega
el resplandor alegre de las llamas
y de las brasas el rescoldo amable.

Cuando se me destapan alegrías,
esencias de mis tarros familiares,
cada uno de vosotros las respira,
perfumado en fragancias.

Cuando yo me retiro de este siglo
en busca de mi huerto,
encuentro en ti el agua refrescante,
la sombra y el aroma de las flores
y a mi alcance manzanas de amistad.

...por todo esto, gracias.

Félix

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El donante

(Décimas jocosas, remedando a Don Camilo José Cela en su poema “La donación de mis órganos…”)

Dos cosas no más daré

de este mi cuerpo serrano,

lo demás es puro guano,

que se queme mandaré.

Como Camilo José,

exceptúo yo dos cosas

por ser las más valiosas:

él se guardó culo y boca

y sus razonas invoca,

yo las doy por provechosas.

Estoy dispuesto a donar

de mi vieja anatomía

para que disfrute un día

quien la vaya a disfrutar

pudiendo de nuevo andar,

mi prótesis de cadera

de titanio o de madera

que, aunque no es de mi cosecha,

por si a alguno le aprovecha,

no se os ocurra quemar.

Que obraría con cordura

pensé durante un buen rato

y que sería sensato

entregar mi dentadura

para que una criatura

que tenga los dientes mal

con mi prótesis dental

luzca de nuevo sonrisa

pueda besar a Marisa

y no se sienta fatal.

En resumen, yo te digo

a ti, mi amigo admirado,

que escogí con gran cuidado

y te pongo por testigo

que en este día me obligo

a permitir que en mi cuerpo

una vez que me haya muerto

el valiente cirujano

rebusque con diestra mano

y repare algún entuerto.

Félix

 

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Dictador

Balcón abierto,
me gusta soñar despierto.

Sería un buen dictador:
botas, sable, pistolón
¡Qué orgías de “sí señor”!

Condecoración
de orejas en alfileres
¿de prepucios? No, ¡por Dios!

Yo asomadito al balcón.
Envidiosilla la noche
se ha tachonado de estrellas
también ella.

Bárbaro el cielo:
tantas medallas
como mi pecho.

Me canso de estar de pie
quiero un piano gigante,
mil teclas de mil edades:
mazos duros, duras testas,
música de voluntades.

De locura emborrachado
y emborrachado de noche,
golpeo teclas
a troche y moche.

Félix

 

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