Enemistados VIII
Empezaba a
llover y abrí el paraguas. Presuroso subía hacia mi casa, cuando le vi venir.
El viejo Tiempo venía azacanado, angustioso y febril, calado hasta los huesos,
pegado a su cráneo el pelo ralo y chorreando de pies a la cabeza. Cruzamos la
mirada y me dio pena. ‘Ven, cobíjate conmigo, te hago sitio’, le dije. Airado
me miró: ‘No, gracias, tengo prisa, ahí te quedas’, contestó.
Y me robó el
paraguas.
Félix
Imagen:https://www.blogger.com/
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada