dissabte, 5 d’agost del 2023

Bautismo

La mosca que picaba, naufragó en el tintero,

le echó una mano el cuervo, y al salir,

trazó rastros negruzcos

sobre la superficie del pupitre

de aquel niño cruel.

Todos los arquitectos tomaron nota.

El cuervo que graznaba

se puso la escafandra , descendió

hasta el fondo en la alberca de leche condensada

y allí se la quitó por un momento:

quería blanquearse.

Cuentan que cien pilluelos también tomaron nota

y el niño se rió.

Aquel niño cruel le arrancó un ala

a la abeja afanosa.

Y la abeja enterró

su aguijón en la anciana hilandera.

Se confesó ante el Nuncio, pero ya era muy tarde.

Es el Nuncio Apostólico,

quien lava los pecados desde entonces

con agua de neveros.

Félix

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