diumenge, 2 de maig del 2021

Romance de la luna y la estrella vieja

 Viene la luna tosiendo,

la nariz congestionada,

unas décimas de fiebre

y ronquera en la garganta.

Se ha tomado una aspirina,

no quiere meterse en cama

ni que la vea el galeno

porque no le dé de baja.

 

Unas estrellas fugaces

que son amigas del alma,

le vienen acompañando

y diciéndole en voz baja

que descanse por un día

y se lo tome con calma,

que por un día que falte

seguro no pasa nada.

Luceros adolescentes

al llegar la madrugada,

insisten en que se vuelva,

que tiene muy mala cara.

 

-Callaos ya de una vez,

me tenéis muy enfadada,

ni un sola vez fallé

en mi tarea diaria.

No pretenderéis ahora

que por estar constipada

deje mis obligaciones

como una niña mimada.

No seáis impertinentes,

dejad de darme la lata-

Así les habló la luna

con una voz destemplada.

 

Mas, las estrellas más viejas

a quien se para a escucharlas

van diciendo que a la luna

lo que de verdad le pasa,

aunque ella lo disimule,

es que anda enamorada,

pues se le nota en los ojos

las pupilas dilatadas,

un fulgor extraordinario

y una mirada muy lánguida.

 

¿Y de quién anda la luna

-pregunta una estrella enana

que está al lado de una errante

y junto a dos apagadas-

tan desmayada en amores?

 

-¿De verdad no sabéis nada?-

contesta una estrella vieja

que anda un tanto desdentada-

pues no se habla de otra cosa

en tertulias planetarias

y en los múltiples corrillos

por las esquinas del alba.

Es noticia bien sabida

que es su poeta del alma

la causa de sus desvelos

y que a su cita no falla

aunque un eclipse se empeñe

en jugarle una pasada.

No busquéis otras razones

pues la verdadera causa

de sus fiebres y jaquecas

y su voz tan apagada

ese es que dicen poeta,

más bien un juntapalabras,

Pues aunque todas las noches

le dice mil cursiladas

y le rima los amores

con palabras rebuscadas

y ella, perdido el sentido

le escucha muy embobada

cómo le lanza sus versos,

para mí no vale nada:

es un poeta muy cursi

a quien no sobra la gracia.

Podréis pensar que es por celos

pero estáis equivocadas.

Me han rondado mil poetas

de los que hay en las galaxias

y jamás hice el ridículo

de caer enamorada.

 

Ajena a las malas lenguas,

la luna sigue su marcha,

en su corazón anida

sólo la dulce esperanza

de renovar sus amores

como cada madrugada,

reproduciendo el milagro

de la pasión y la magia,

mientras exista un poeta

que haga el amor con palabras.

 

Félix

Imagen:https://www.google.com/

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