dilluns, 25 de maig del 2020


Tú no sufras, muchacho, deja que el mundo ruede

Que vivan bien tranquilos los pájaros que graznan;
que vuelen sobre ti los buitres carroñeros;
que las víboras silben, con su bífida lengua.

Permite que la zorra custodie las gallinas;
que el cordero se fíe del lobo disfrazado;
que corra la gacela delante del león.

Junto al trébol del prado deja caer la flauta
para que el asno venga y ofrezca su concierto,
mientras piensa el conejo si podencos o galgos.

Cuando los tres cerditos huyan despavoridos,
recógelos en casa, no venga el matarife,
que llegó San Martín con su manto de nieve.

Deja que las avispas inoculen veneno,
y las muchachas tristes casen con terroristas
para ganar el cielo muriendo en guerra santa.

Permite que el rebaño, que viste de etiqueta,
arrase las cosechas como plaga de Egipto,
que coma las espigas cual voraces langostas.

Junto al banco del parque donde juegan los niños
y se sientan tus viejos a orear sus nostalgias,
no mires por si acaso alguien dejó un bomba.

Cuando todo esto acurra, quédate bien tranquilo,
silba a lo despistado, mira hacia otro lugar,
sigue como hasta ahora cruzándote de brazos.

Y…

tú no sufras, muchacho, deja que el mundo ruede,
sigue con tu ‘jajá, ¡qué hermosa que es la vida!’
Y afila tu egoísmo:  ¡Quien venga atrás que arree!

Félix



Responsabilidad y fe | casaitaliablog

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada