diumenge, 14 de juliol del 2019



La bondad del ojo huero

Se quedó sin pestañas
el ojo huero,
como pato desnudo
quedó el polluelo.

Al ojillo de al lado
le daban miedo
los pelos disparados
contra el trasero
y en su párpado triste
nació un orzuelo
envidiando la suerte
del ojo huero.

Nadaba el pato
y la pata le trajo
ropa y zapatos.

No le gustaba
lo que trajo la pata:
se marchó río arriba
buscando ranas
que estuvieran durmiendo
para ordeñarlas.

Sin despertarlas,
llenó un caldero
de leche calentita
para el orzuelo
del ojito de al lado,
su compañero.

Félix

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