Desilusión
¡Ay, ay!, que no es mi abeto ya
quien me recorta el cielo
en diecisiete puras y hermosas maravillas.
Solo me quedo.
Y en las tarascadas que me pincha el viento,
adivino que quedo.
He masticado otra almeja
y de su valva un trozo
se me enredó en los dientes.
Cuando escupa el trozo
y las tarascadas sean dieciocho,
otra vez
sentiré que me quedo,
en las tarascadas que me pincha el viento.
Fñelix
Imagen:https://www.google.es
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