Sangre y oscuridad en la Ciudad de la Luz
Han muerto tus hermanos y los míos.
Los otros, también de raza humana,
los han asesinado.
Nos explotó su odio en viernes trece
y la sangre llegó por las pantallas
manchándonos las manos.
En el nombre de Dios, maldita
gracia,
nos dejaron el alma agonizante
y el cuerpo destrozado.
¿Y quién pondrá cordura -me
pregunto-
a tanto fanatismo intolerante
brutal y desalmado?
Mi oración junto al lloro, no sé
más.
¡Qué impotencia, qué rabia y qué
tristeza!
¡Cuánto dolor, hermanos!
Félix
Imagen: https://www.google.es
En nombre de Dios se han hecho guerras, conquistado territorios, ahora destrozan personas aleatoriamente parece. Pero no nos ponemos de acuerdo contra esta barbarie que no beneficia a nadBuen poema que dice mucho en no muchas palabrasie y deja rios de lágrimas y sufrimiento.
ResponElimina