Muchacha
enajenada
En aquel viejo molino
vieja casona soñada,
nos quedamos sin sentido
mientras se reía el agua.
Con el polvillo de harina
quedó la ropita blanca,
la que dejé sobre el suelo
la que pusiste de almohada.
Casi no nos dimos cuenta
y la tarde desmayaba,
rayita de luz apenas
rendijita dibujada.
Vuelvo, ahíta de suspiros
sin corazón vuelvo a casa,
me lo ha robado un muchacho
entre el rumor de las aguas.
Mira, mamá, cómo vengo
herida de amor el alma,
traigo rosas en el pelo
y mejillas sonrosadas.
Félix
Imagen: https://www.google.es
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