dilluns, 27 de gener del 2025

Enemistados VI

Por ver si se quedaba mareado, le invité a un mojito en el bar de la esquina, allí donde me siento para verle pasar. Parsimonioso, el Tiempo tomó el vaso y se bebió el mojito con placer no fingido.

-¿Puedo tomarme otro? –me dijo con ojillos retozones- ¿Querías verme ebrio? Pue ya ves que esta sutil melopea no me impedirá seguir pasando. Puedes invitarme cuando quieras.

El tiempo siguió pasando, volvió a lo suyo; y yo, resignado, volví a mi silla de anea.

Félix

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