Incrédulo todavía
Un perro callejero
roía un hueso mondo
junto a un contenedor de la basura.
Hete aquí que pasó
una señora antigua muy pintada
con un perro chihuahua o pequinés,
protegido en sus brazos y cubierto
con abriguito rojo.
¿Diréis que tuvo envidia
el perro callejero?
¡Ni hablar!, le entró la risa
y estuvo muy a punto por castigo
de atragantarse el can
con el dichoso hueso.
Yo presencié la escena
incrédulo y curioso por igual:
por más vueltas que doy,
de ninguna manera se me ocurre
sacar la moraleja.
Félix
Imagen:https://www.blogger.com/
Cap comentari:
Publica un comentari a l'entrada