dimarts, 7 d’abril del 2020


La luz llena de ojos los sentidos

Ese azul tan sutil que mira en tu ojo,

de todos los azules el más sabio,
reposa un cielo-luz en la pupila,
que se cobija tímido en el párpado,
mientras al aire vuela invertebrada
el ave tartamuda de mis labios.

Recién nacido el niño de tu oreja,
carcajea en el pelo ensortijado
y escucha la palabra que no he dicho,
pues quiero pronunciarla y es un pájaro,
que duerme en una pata en rama verde,
soñando un nido propio y no alquilado.

El olor a jazmín y a yerbabuena
de tu pecho en la noche del milagro,
siembra alondras heridas de misterio
en el humus fecundo de mi olfato,
despertando lujurias animales
y transformando al niño en un licántropo.

Se acuna tu sabor aquí en mi boca
y el gusto mujerea al recordarlo;
la lengua se me vuelve adolescente
y púberes muchachos estos labios,
ansiosos de libar tus oquedades,
golosos por besar tus altozanos.

Toda tu piel recorren estos dedos,
la superficie entera macerando,
y se amansa y se tensa y se licúa…
Cual locos diosecillos nos creamos,
con la fértil arcilla de los cuerpos
un mundo que jamás se hubo soñado.

Félix

Las personas de ojos azules son descendientes de un mismo individuo

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