Dormido se quedó el afilador
Dormido se
quedó el afilador
bajo la negra
sábana del tiempo;
no dobló las
esquinas de los años,
y tras las
chispas rojas de su rueda
de piedra se
esfumó.
¿Para qué
quiero yo
un machete tan
romo, que no sirve
ni para
desbrozar en mi cabeza
esta selva
intrincada?
Los conceptos
son troncos retorcidos,
las ideas,
lianas que se abrazan
al lenguaje,
mortal ahogamiento;
sin raíces los
versos caen al suelo
y se llenan de
musgo las palabras,
deshaciéndose
en sílabas corruptas.
Te despidió mi
niño, afilador,
y te echo de
menos;
te vi marchar
tras tu rueda de piedra,
de rojizas
centellas rodeado
y el reclamo
en la boca
de tu afilado
silbo.
¿Qué hago yo,
pregunto, mientras tanto
en la selva
intrincada y asfixiante
con machete
tan romo
si te llamo y
no vienes?
Félix
Imagen:https://www.google.com
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