dilluns, 13 de maig del 2019


Un hombre y dos caminos

Sabrina es un bombón, es cariñosa,
elegante y coqueta; sus andares
envidian mis amigos y vecinos;
Sabrina es un amor.
Tiene el pelo sedoso y sus pupilas,
cuando ya la acaricio,
se vuelven muy oscuras,
pocillos que son mezcla
de amor y de misterio. No podría
vivir ya sin Sabrina; son cinco años
de vida compartida y muy feliz.
Lo diré sin rodeos: nos amamos.

Ayer pedí a Susana en matrimonio.
-Cásate conmigo –le dije arrebatado
y puesto de rodillas.
En su dedo anular puse un anillo
y ella se dejó. Pero quise que hablara
deseando que un sí saliera de sus labios,
pues Susana me tiene enamorado
desde el momento mismo en que la vi.
.¿Me aceptas por marido –le insistí.
-Claro que sí –me dijo- yo te quiero.
Solamente te pongo –se reía-
una insignificante condición:
tendrás que prescindir de la perrita,
en nuestro amor no cabe tu Sabrina.

Félix

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