Tarde de toros
Desde el asta
en tu testuz gloriosa
hasta la pezuña enfurecida
que araña la tierra del albero,
bajo descolgado;
me detengo en la estrella de tu frente
y me asomo al negrísimo pozo
de la pupila misteriosa;
me acongojan allí tus atávicos misterios
y más me sobrecoge
el espumajo colgante de tu bezo pardusco;
miras y no ves al gentío animal
refocilarse,
tendido en el tendido;
ni la ola de sangre que baja por las gradas
mientras se abre camino
la espada en lo alto del morrillo,
rasgando el costillar.
Se apagan una a una las estrellas,
se hace la noche oscura para ti,
y la gente en las gradas
es un toro zaíno que me enviste.
Félix
Imagen:https://www.google.com
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