Todas las lunas
llenas han rodado.
Ya no quedan
lunas llenas.
Los chiquillos
del pecado las robaron
para jugar al
aro.
Y las tiraron
por las constelaciones de los cuerpos,
constelaciones abajo
de los cuerpos.
Ya no quedan
lunas llenas.
Como platos
amarillos descendieron
rodando.
Los peces han
perdido su cuchillo
y la plata.
No croan las
ranas.
La noche
es una mora sin
medalla.
El poeta se ha
metido en el tintero.
Y, al oír la
trompeta del último día,
huyeron los
amantes.
Félix
Félix
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