Empujando deseos
Si viniera la niña
de aros de plata
por el sendero,
de lejos oiré su tintineo.
Esperaré a la niña,
junto a mi tienda
y empujaré deseos para que venga.
Si viniera la niña
del pelo negro
por la alameda,
me acercaré corriendo hasta la alberca.
Morderé briznas,
contaré piedras
sin darme cuenta
y empujaré el deseo para que venga.
Si viniera la niña
de ojos oblicuos
junto a la playa,
correré descalzo al borde del agua.
Plantaré un castillo de arena mojada,
echaré mis suspiros
entre las olas mansas,
miraré mil veces las nubes por si hay tormenta
y empujaré el deseo para que venga.
Si acaso no viene por el sendero,
si no aparece por la alameda,
si por la playa no viene ella…
tienda, tintineo, arena y alberca:
no olvidéis que he venido, que esperé
y que he muerto
empujando deseos porque viniera.
Félix

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