Enemistados IV
-¿No tuviste hasta hoy otros días para hacer footing? –le dije, pugnando
por no reír.
- Nunca es tarde –me dijo-, quiero rejuvenecer; y a ti te iría bien.
Apenas le entendí: venía el pobre Tiempo agotado y sin resuello. Lo dijo a
punto de caer, sudoroso, con voz entrecortada…
Cuando dobló la esquina, me asomé: estaba parado y encogido tratando de
recobrarse. Como soy bondadoso, sólo sonreí. Después volví a mi silla de anea,
disfrutando feliz de la última y dorada luz del atardecer.
Félix
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