dijous, 24 de febrer del 2022

Alma liberada 


Voy soltando suspiros que me pesan

me asfixian, me laceran,

no puedo respirar.

 

Dentro de cada uno huyo una pena,

un ay, una tristeza,

una infelicidad.

 

Y noto cómo el alma se aligera

y, liberada ella,

me voy quedando en paz.

Félix

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dimecres, 16 de febrer del 2022

El árbol de la ciencia era un manzano

El árbol de la ciencia era un manzano,

yo quería saber;

apoyé contra el tronco una escalera

y hasta el tercer peldaño me subí.

Hermoso se veía, apetecible,

en la rama más alta de la copa

el misterioso fruto prohibido.

 

Por eso me paré:

recordé que estaba prohibido.

–Es igual, subiré, quiero saber-,

me dije, mas de pronto un pajarillo

sobrevoló el espacio y una sombra

se cruzó ante mis ojos.

 

La sombra de la duda me envolvió.

y aquí me tienes hoy:

en el tercer peldaño todavía,

aturdido y confuso,

queriéndome bajar, pero no puedo.

 

Félix

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dijous, 10 de febrer del 2022

Filosofía líquida

 

Por mi margen derecha los afluentes

mi caudal proveyeron

de lo que todos damos en llamar

lo positivo: suerte, salud, risas,

amor, familia, éxitos y paz.

 

Por mi margen izquierda los afluentes

acarrearon todo lo más malo

que damos en llamar:

tropiezos y fracasos, decepciones,

enfermedad y sustos, depresión.

 

El río de mi vida se ha nutrido

entre las dos vertientes. Resultado:

veo, llegando al mar, un delta hermoso

fértil y productivo,

un aluvión de ricas experiencias.

 

Y yo desde aquí pongo en entredicho,

antes de dar al mar,

‘que es el morir’, -lo dijo un gran poeta-

todo lo que todos dimos en llamar,

convencidos y torpes.

Félix

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dijous, 3 de febrer del 2022

Mi casa y mi jardín rondas de nuevo

 

Mi casa y mi jardín rondas de nuevo.

con intención malvada.

Otra vez con tu mano descarnada

golpeas en la puerta,

insaciable, famélica, taimada.

Otra vez con tu dalla segadora

sales a nuestro encuentro en el camino.

Con tu capucha negra nos acechas,

traicionera, siniestra, solapada.

Husmeas como fiera carroñera

nuestro nido sagrado.

 

De nuevo te decimos: ¡ya está bien!

Mantenemos la firme voluntad

de cerrarte la puerta a cal y canto;

de andar, pisando fuerte la vereda

sin volver la cabeza para verte;

con el gusto de ver que una vez más

te marchas con el rabo entre las patas.

Volverás, lo sabemos,

pero este no es tu tiempo todavía:

con las manos cogidas

y la puerta cerrada, nos miramos,

y  al ver cómo te alejas, sonreímos.

Félix

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