¡Al
abordaje!
-¿Cómo te llamas?
- Lorenzo.
-¿Qué profesión?
-Soy pirata
-¿Y esa mano don Lorenzo?
-Un capitán cascarrabias
luchando me la cortó
y rodó hasta la mar brava.
Se la comió un tiburón
¡ que buen provecho le haga !
-¿Y ese garfio pues?
-De acero
y la mejor de las armas
para arrancarte suspiros
y placeres a mansalva
cuando arañe apasionado
esta piel tan delicada.
-¿Y tienes un ojo sólo?
-No te preocupes, mi amada.
Tu hermosura me marea
con un ojo al contemplarla,
no podría con los dos
sin un síncope del alma
resistir tanta belleza.
-¿Y es de verdad esa pata?
-No es de verdad, es de palo,
mas tú no sufras por nada,
ahora mismo me la quito,
la guardo bajo la cama
para que no nos moleste.
Igual hago con la espada
no sea que nos pinchemos
con armas inadecuadas.
-¿Y ese diente que te brilla?
-Es de oro y de esmeraldas,
cuando en él incide el sol
mis enemigos se espantan
y en las noches más serenas
cuando la luna lo alcanza
a sus destellos se rinden
todas las lindas muchachas.
-Y ese loro ¿qué hace aquí?
-Repetirá mis bravatas
con los ayes y suspiros
que se escaparán de tu alma.
-Dime, ¿por dónde has entrado?
la puerta estaba cerrada.
-Me sobran todas las puertas
y me basta una ventana.
-Y…¿dónde está mi marido?
hace un momento aquí estaba.
-De a tu lado lo saqué
con la punta de mi espada
y yo no creo que vuelva
hasta la marea baja.
-¡ Huy,
por Dios ! ¿por qué haces esto?
quedaré muy enfadada
sin una buena razón
que justifique tu entrada.
-Entro y salgo cuando quiero,
la razón no importa nada.
Quiero robarte el amor
¿no sabes que soy pirata?
-¡ Ea pues, no se hable más,
que a mí no me robas nada!
¡ Empiece ya el abordaje !
Después de tanta charrada
que tu garfio me acaricie
pues ya estoy muy empapada.
Félix
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