Penas
Un atadito de penas
he mordido esta mañana,
me encuentro muy indigesto
y me oprime las entrañas,
hazme una infusión de amor
que me tonifique el alma.
Félix
Déjame entrar, beduina
Déjame entrar, beduina,
muchacha del desierto,
déjame entrar que vengo dolorido
y abrasado de vientos.
Te he visto junto al pozo del oasis
abrevar los camellos
y cuidar que las crías se amamanten.
Para beber el agua de tu cuenco
por las manos formado,
muchacha del desierto,
quiero llegar a ti,
que también del amor vengo sediento.
Tal vez ensayarás soñando cielos,
el rito del encuentro
mientras lavo los pies y la cabeza
y me unjo el cabello.
Déjame entrar, beduina,
muchacha del desierto,
que temblando estoy ante tu jaima,
abrasado en deseos.
Queso, miel y dátiles dulcísimos
me ofrecerás. Tu beso
y unos sorbos de leche
que ordeñaron tus manos con esmero.
Buceando en tus ojos de gacela
yo iniciaré mis sueños
enlazando mis manos con las tuyas
y descifrando la henna de tus dedos.
Quizá sueñe que brincan, cervatillos,
tus dos senos gemelos
triscando briznas tiernas,
y que saltan el seto
por tu túnica virgen
y que vienen gozosos a mi encuentro.
Félix
Imagen:https://www.google.com/
Sur
Desde aquí:
Marinero de luces,
Rafael,
el puerto de tu Puerto yo bendigo.
Suaves colinas verdes
de un abril,
la más alta, de cal y pueblo, blanca.
Desde allí:
Aroma de azahares
y dondiegos
trufado de jazmín y hierba buena.
Más allá:
el toro y el caballo,
la garlocha
del jinete en camperos y las jaras.
Hacia el mar:
La marisma, la luz
y la gaviota
en la arena, varadas tres barquillas.
Junto a mí:
Zapatos de tacón, pasan mujeres,
claveles reventones en el pelo,
el duende les desciende por el cuerpo
como rayo
al rasgueo de guitarra.
Félix
Imagen:https://www.google.com
Sobre la arena
cuentas seis solamente
muertos desnudos.
Pobre oleada:
el mar estaba harto
y fue piadoso.
‘Media docena’
dices mientras te tomas
unas cervezas.
Cierras la ‘tele’,
vas cansino a la cama:
te ha entrado sueño.
Félix
Imagen:https://www.google.com/
Si suspiro, se asusta la grácil mariposa
Si suspiro, se asusta la grácil mariposa
en un vuelo sedoso que es cinta de colores
con la que enlaza alegre las hierbas y las
flores,
jugando en cuál posarse, si en el lirio o
la rosa…
Tal cual ella, tú vas, gentil y primorosa
en un vuelo nupcial sugeridor de amores
dejando aquí y allá dulzuras y primores
en volátil promesa, sutil y vaporosa,
de posarte, ahora sí, definitivo vuelo,
en la última flor de tu periplo hermoso,
en la última rosa de tu peregrinaje.
Te siento sobre mí y es tanto mi desvelo
que evito suspirar, para que tu reposo
hasta lo eterno sea y no un mero hospedaje.
Félix
Imagen:https://www.google.com/