¡Imákúúú!
Inmaculada, siempre Inmaculada,
hermosa toda tú.
Aún grito tu nombre muchas veces:
¡Imákúúú! Con cuánto amor gritaba…
Bandada de pájaros-recuerdo,
pero ninguno negro, de colores,
cada vez que te pienso. No hay espacio
ni lugar ni paisaje;
no hay arriba ni abajo, siempre estás
toda tú tan hermosa.
Pajaricos que anidan en mi frente
y en mi pelo tan cano,
querida compañera micológica:
el Papa en la ventana y ventanilla;
la Gran Muralla y foto;
partidas de parchís acaso miles;
barbacoa nupcial;
-revultos van los pájaros sin orden
y todos a la vez se me amontonan-;
espeto de sardinas, y el Indalo
melonao, un fado y un presunto;
rodaballo, Obradoiro;
un silbido ente pinos;
cagatió en Valencia;
un Sebastián con liebre;
un Paco y la gaviota;
una Carmen, fartons;
un muñeco de nieve,
sobre el blanco impoluto,
los animales graban sus mensajes;
dos
sacos de dormir y un buen cuscús,
qué bien luce el morito mi pijama;
paraguas en la isla y talayots;
Un Jordi en Gibraltar
Una flor, un guardián, mucha vergüenza;
un vino de Pitarra;
la tienda, el bungalow y los hoteles;
‘no me malinterpretes, compañero’;
colchón y bicicleta,
calcetín, calzoncillo y los adobes;
a l’ast un pez espada y un cerdito;
puntillitas, el mar y María Antonia;
Can Torras, la Joana, poesía,
los íntimos momentos…
Anidan tantos pájaros, Imaku,
y hay tanta algarabía en su piar
que los voy dispersando.
Hay uno que se queda, sin embargo
en el último adiós de aquella noche:
sin duda el más hermoso.
Imagen:https://www.blogger.com/
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