dimecres, 2 de març del 2022

Etsi validi simus, octoginta

 

Una luz cegadora, el primer llanto,

el miedo incontrolado y el temblor,

el pañal y el pecho de la madre

el talco, la colonia y el jabón.

Vino después la risa, el primer diente

la sílaba primera y la canción,

las vocales son cinco, y con la eme

me mima mi mamá, qué feliz soy,

unidades, decenas y centenas,

pregúntame, maestro, la lección.

 

Gramática, fonética, sintaxis,

Horacio, Virgilio y Cicerón;

de Píndaro y Homero hasta Cervantes;

aprender a meter en el cajón

de la rima y el ritmo el sentimiento

que provoca espontáneo el corazón.

 

La niña con coleta, el cigarrillo,

el vello sobre el labio superior;

el twist, el pasodoble y agarrados; 

el bar con los amigos, el balón;

días de vino y rosas, Margarita

y la media naranja apareció.

 

El examen y el libro, incertidumbre;

el paso del alumno al profesor.

Tesón esfuerzo, lucha, contratiempos,

disfrute en el trabajo, vocación.

El regalo de un hijo y una hija,

la ausencia de unos padres y el dolor;

Sustos y enfermedades llantos, risas,

purificado siempre en el crisol

del amor de mi dulce compañera

que ha sido de mi vida la razón.

 

Parece que fue ayer y sin embargo,

muchos años pasaron hasta hoy;

en luz crepuscular de anochecida

ya vislumbro a lo lejos la estación.

Todo fue un vuelo breve de un vilano,

un parpadeo, acaso ensoñación;

de una hoja inocente sutil viaje;

un aquí, un ahora y se acabó.

 

Etsi validi simus octoginta

dijo el sabio y no se equivocó.

 

Félix

Imagen;https://www.blogger.com/

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