divendres, 26 de març del 2021

 Regalo

 

Una ninfa bellísima

o acaso una nereida

de su cueva de toba bajo el agua

salía cantarina

sin sospechar siquiera mi presencia.

 

Las percas y los lucios

cual milagro de Antonio el de Lisboa

sacaban la cabeza

unánimes y enjutos

para oír las dulzuras,

manteniéndose erguidos,

verticales,

en su aleta caudal.

 

Absorto y en silencio

contuve cuanto pude

el aire en los pulmones

para no profanar con el más leve ruido

aquella ensoñación.

Mas no pude evitar un suspiro profundo

y al momento noté que me deshabitaba:

Ella me supo entonces

y al verme, con sus manos

cubrió sus blancos senos.

 

Mientras se sumergía,

coseché

su púdica sonrisa

y el azul de sus ojos

en regalo fugaz.

 

Félix

Imagen:https://www.google.com/

Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada