dimecres, 13 de març del 2019


Romance de Obdulia

Para definir a Obdulia
hay que tener gran bagaje
de la cultura del pueblo
y dominar el lenguaje.
Es complicado explicar
cómo es este personaje:

Desde que Obdulia era joven
se dedica al espionaje,
hoy que sesenta ya tiene
otra cosa hacer no sabe.
Bueno, pensándolo bien
otras muchas cosas hace,
pero van encaminadas
al control del que entra y sale.

Controla a vivos y muertos,
casas, plantas y animales,
tanto si estos son domésticos
como si estos son salvajes.
Lleva cuenta del que entra,
lleva cuenta del que sale,
del tendero lleva cuenta,
lleva cuenta del alcalde.
Llega tan lejos su mano,
es su influencia tan grande,
domina tan bien las mentes,
tan bien controla la calle,
que a su gusto y a su antojo
quita y pone concejales.

Sabe la que está preñada,
del que tiene flato sabe,
si Juan sale con Antonia
o si con Purita sale,
si Ambrosio ha comprado un piso
y si las cuentas le salen,
si es a plazos o al contado,
si le ayudaron sus padres.
Del autobús de viajeros
pregúntale que ella sabe
quién se va por la mañana
y quién viene por la tarde.
Sabe los días de misa,
cuándo cierra el restaurante,
si el butanero ha venido,
cuántos acuden al baile,
quién a quién puso los cuernos,
quién es hijo de su padre,
quién por las noches trasnocha
quién del amor pasa hambre;
si Isabel se mete a monja,
si primero hizo la calle,
si fueron seis las beatas
que ayer cantaron la salve;
si llega a pincharse en vena
José el sobrino del sastre,
puesto que porros sí fuma
y también los fuma el padre;
si llegó a la menopausia
la mujer del practicante,
si Ángel va de vacaciones
a una playa de Alicante
y si tiene las paperas
un primo hermano de Jaime…

En fin, que si vas al pueblo
y te encuentras en la calle
una mujer sospechosa
que se te presenta amable,
por si es Obdulia, hazme caso
sigue adelante, no pares,
si paras estás perdido,
intentará sonsacarte
desde el día que naciste
quién fue tu padre y tu madre,
cuántos amores tuviste
y cuántas enfermedades,
si estás de paso en el pueblo
o vienes para quedarte.
Si es así no se lo digas,
pues procurará comprarte
con sonrisas y palabras
con tres o cuatro tomates,
con acelgas de su huerto
o huevos de sus nidales.
Si aceptas no habrá remedio,
tú no aceptes, más te vale,
da media vuelta y te piras,
y Dios que es bueno la ampare.

Félix

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