diumenge, 10 de juliol del 2022

Ovillo desovillado


Con mimo y con cuidado he ovillado

el hilo de mi vida, y el ovillo

lo guardo en el cajón de mi mesilla.

Con sombrero, paraguas y bastón

con los ojos abiertos lo vigilo.

 

Pero ayer sucedió que me dormí

y el gatazo negro abrió el cajón.

Jugando creo yo, que no por odio,

del ratón de mi vida, de su punta,

tiró, tiró y tiró por el pasillo.

 

Esquivó al perro fiel

a la muchacha rubia,

a la endecha afligida,

al cura abotonado desde arriba a los pies,

al cirujano enjuto

con guantes, mascarilla y gorro azul.

 

Llegó hasta la cocina

y el bebé que gatea por el suelo,

distrayendo al gatazo,

se anudó al ombliguillo con destreza

el hilo de mi vida. Su mamá

picaba una cebolla y a los dos

les lloraban los ojos.

 

Tras la ventana angosta un monaguillo

ofrecía en la calle un estriptís:

se quitó el sayo rojo y el roquete,

montó en su apagavelas

y campanilla en mano,

se marchó calle abajo galopando.

Félix

Imagen:https://www.blogger.com/

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