Funambulista
Invisible es el hilo y resistente
el que tendido tengo.
Va desde el que yo llamo, convencido,
mi castillo interior
hasta la punta misma de la torre,
la iglesia catedral.
Camino en equilibrio consumado,
-feliz funambulismo-
a pesar de no ser profesional.
Abajo, como hormigas, las personas
cargan con sus afanes,
van y vienen febriles, apurados
con su macuto a cuestas.
Las palomas persiguen a las grajas
por los tejados rojos.
Arriba, sobrevuela majestuosa
el águila real;
los buitres me vigilan por si acaso;
los inquietos vencejos
se entrecruzan jugando a ‘tú la llevas’;
negro se pone el cielo de estorninos
nube innumerable.
Cuando no me paseo sobre el cable,
se pone en primavera,
negro de golondrinas piadoras,
las oscuras de Bécquer.
Desde la almena más alta del castillo
las contemplo alejarse.
Justo los estorninos sin embargo,
acaban de llegar:
Hoy a la catedral será imposible,
el buen Dios me perdone.
Félix
Imagen:https://www.blogger.com/
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