Entonces
Cuando de aquí me vaya me quedaré algún
tiempo
en la memoria ajena de amigos, conocidos,
en las manos, los ojos, el amor de mi
esposa
en el llanto primero, después en los
suspiros.
Presente algunos días entre los familiares,
se alargará el recuerdo por años en los
hijos,
los nietos en familia repetirán el nombre
que olvidará su prole, los niños de sus
niños.
Sólo será la muerte, mi verdadera muerte
cuando nadie se acuerde, cuando reine el
olvido.
Cuando se vaya el último que pronuncie mi
nombre,
entonces me habré muerto, de verdad me
habré ido.
“La muerte de la muerte” la llamó algún
poeta.
Entiendo ya por qué inmortales han sido
todos los grandes hombres que la memoria
guarda
pronunciando sus nombres a través de los
siglos.
Félix
Imagen:https://www.google.com/s
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