Concerto in E minor
De pronto el manso río subterráneo
sale a la superficie, repta inquieto
y sorpresivamente toma vuelo,
penetra en el reino de los dioses
y queda suspendido.
Cantarín surtidor de agua purísima
chorro de filigranas y puntillas
en el que bailan perlas refrescantes.
Con el chorro me elevo yo también
y quedo suspendido, cataléptico,
buscando el alma hermana de aquel Félix
tocayo mío Mendelssohn Bartoldi
para participar en el milagro
del genio que se inspira
y dispone pulsar tan sabiamente
las cuerdas acordadas
para nuestro deleite.
Félix
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