Tú no sufras, muchacho, deja que el mundo ruede
Que vivan bien
tranquilos los pájaros que graznan;
que vuelen
sobre ti los buitres carroñeros;
que las
víboras silben, con su bífida lengua.
Permite que la
zorra custodie las gallinas;
que el cordero
se fíe del lobo disfrazado;
que corra la
gacela delante del león.
Junto al
trébol del prado deja caer la flauta
para que el
asno venga y ofrezca su concierto,
mientras
piensa el conejo si podencos o galgos.
Cuando los
tres cerditos huyan despavoridos,
recógelos en
casa, no venga el matarife,
que llegó San
Martín con su manto de nieve.
Deja que las
avispas inoculen veneno,
y las
muchachas tristes casen con terroristas
para ganar el
cielo muriendo en guerra santa.
Permite que el
rebaño, que viste de etiqueta,
arrase las
cosechas como plaga de Egipto,
que coma las
espigas cual voraces langostas.
Junto al banco
del parque donde juegan los niños
y se sientan
tus viejos a orear sus nostalgias,
no mires por
si acaso alguien dejó un bomba.
Cuando todo
esto acurra, quédate bien tranquilo,
silba a lo
despistado, mira hacia otro lugar,
sigue como
hasta ahora cruzándote de brazos.
Y…
tú no sufras,
muchacho, deja que el mundo ruede,
sigue con tu
‘jajá, ¡qué hermosa que es la vida!’
Y afila tu
egoísmo: ¡Quien venga atrás que arree!
Félix
Imagen:https://www.google.com/
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