Escogí al
pajarillo cuasi-ingrávido:
-¿Qué es el amor –le dije-, picaflor,
puñadito de plumas
y de sangre caliente?
Vi su cortejo en el rito increíble:
él, que tanto sabe, pensé, me lo dirá.
La noche era calmada.
Su patita de alambre
clavadita en la rama,
ancla prudente contra la ascensión.
-¿Qué es el amor? – le dije-
-Yo no lo sé, -parló-
el búho está allá al fondo.
Quizá estaba dormido el aludido,
pero abrió para verme,
dos ojazos enormes y redondos
como lunitas llenas.
-No es otra cosa, humano –dijo el búho-,
que el dulcísimo cebo en aliciente
para aliviar el ímprobo trabajo
de quien construye el nido.
¿Esto es sólo el amor?, yo me pregunto.
Quizá no esté de acuerdo,
pero yo os aseguro
que el pájaro más sabio de los pájaros
así me lo afirmó sin titubeos,
son palabras textuales.
-¿Qué es el amor –le dije-, picaflor,
puñadito de plumas
y de sangre caliente?
Vi su cortejo en el rito increíble:
él, que tanto sabe, pensé, me lo dirá.
La noche era calmada.
Su patita de alambre
clavadita en la rama,
ancla prudente contra la ascensión.
-¿Qué es el amor? – le dije-
-Yo no lo sé, -parló-
el búho está allá al fondo.
Quizá estaba dormido el aludido,
pero abrió para verme,
dos ojazos enormes y redondos
como lunitas llenas.
-No es otra cosa, humano –dijo el búho-,
que el dulcísimo cebo en aliciente
para aliviar el ímprobo trabajo
de quien construye el nido.
¿Esto es sólo el amor?, yo me pregunto.
Quizá no esté de acuerdo,
pero yo os aseguro
que el pájaro más sabio de los pájaros
así me lo afirmó sin titubeos,
son palabras textuales.
Félix
Imagen:https://www.google.com/
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