Cuando
el frío metal de la trompeta
aquella
apocalíptica resuene
despertando
moléculas y átomos
al
reagrupamiento de la carne,
oh,
perfecta belleza
hija
del bisturí,
¿de tu
nariz el hueso reformado
volverá
a ser el mismo?
¿volverá
a ser de carne
tu
carne primigenia?
¿volverán
a su origen
tus
labios delgadísimos,
tus
pechos descolgados,
tus
glúteos escurridos?
¿Volverá
a tu cintura
la
grasa desgajada…?
No ha
de resucitar el artificio,
la
prótesis no se podrá encajar,
viudas
las siliconas de la carne,
las
grasas volverán a la llamada
de la
trompeta última,
mas no
vendrán las otras redondeces,
las
autóctonas sólo se harán carne.
Oh,
perfecta belleza,
¿te
reconocerás?
¿asumirás
tu estampa
para la
vida eterna?
¿volverás
a quererte
en tus
mismos contornos
o
vivirás tu gloria
deprimida
in aeternum
en
perpetua añoranza
del
bisturí divino?
Félix
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